Blablabla

jueves, 21 de abril de 2011

Enamorado de una Margarita (preludio de la muerte del poeta)

Aquel día, acertada premonición, comenzó lloviendo… Un tiempo aciago para un día aciago, pensó. No se equivocaba, no pasaba una buena racha, en absoluto.



Le costaba recordar cuál había sido su último logro, se desilusionaba al comprobar que ese logro quedaba muy lejos en el tiempo ya. Y ni siquiera estando seguro de que fuera un logro…



Andaba por la ciudad como un alma condenada… con un corazón en el bolsillo que ya no le pertenecía… se lo habían robado… pero se estaba preguntando si sólo se lo habían robado por capricho, por tener un corazón de repuesto… o simplemente por tenerlo ahí… como esos elegantes centros de mesa colocados en las grandes ocasiones… mero adorno con el que engalanar la monotonía de lo cotidiano… o, por el contrario… ¿lo necesitaría?... lo quería para besarle en las frías madrugadas cuando la escarcha de la melancolía se posara sobre él… cuando el viento verde de la muerte, cual putrefacto aliento arrancara las sonrisas que las alondras habían depositado en las siemprevivas de sus solapas…



Él prefería no cortar aquella flor…no quería un centro de mesa, no quería una rosa en su solapa para un momento especial… quería ver aquella hermosa flor crecer… no le importaba que fuera una margarita… que muchos podían despreciar… que otros hubieran utilizado solo para saber de algún amor deshojándola…



Él había visto en esa margarita una flor única… su olor era otro… aunque todos dijeran que olía igual que centenares de margaritas, para él era única… hermosísima… dueña de la fragancia más fresca y verdadera de las que existen…



Veía la esencia del amor en aquella margarita…



Sin embargo, últimamente sólo se veía como un estúpido contemplando una flor que a veces parecía que sólo le miraba a él… como a veces miraba egoísta al cielo evitando mis ojos que sólo miraban así cuando estaban ante ella…



Se había enamorado de una margarita… una margarita le había robado su corazón... muchas cosas se dijeron… cuando encontraron su cuerpo a los pies de aquella margarita… no pudo arrancarla… prefirió morir allí tendido al no soportar más el horrendo dolor que producía en su pecho aquel orificio cardiaco… no era la falta si no la espera y el desconocimiento… cuando la margarita lo ignoraba en su pecho un fuerte nudo se estrechaba… no podía soportarlo más… se lo diría… pero qué pasaría si ella decía que no… ya lo había averiguado… la muerte… su alma no soporto aquello y salió volando hacia las nubes donde poder ser libre sin necesidad de nada… a buscar otro amor que no sabía si encontraría…



No había más margaritas para él… la suya crecía mirando al cielo azul… al sol… y con un corazón en sus pétalos que era el mío… yo ya no lo necesitaba….



Se incorporó… aparto las sábanas de un golpe… se levanto y apoyo contra un lateral de la ventana mientras contemplaba como amanecía y las farolas dejaban de brillar… un gato negro se deslizaba por un tejado a lo lejos… el día entraba por la ciudad… ya se le veía a lo lejos… rodeado por su devastadora destrucción…. Apagando estrellas, exiliando a la luna…



Callado contempló todo esto… ¿había sido un sueño? ¿Existía esa margarita o todo había sido una mala noche de turbias ensoñaciones….?



Se palpó el pecho… lentamente… y notó aquel hueco donde debía estar su corazón… debía preguntarle a su margarita si su maltrecho corazón significaba algo para ella… si no... su alma volaría lejos de ella… dejando atrás esas noches en vela… esos momentos en los que la contemplaba absorto en silencio… con aquellos ojos que no tenía para nadie más…




                                                                                                                                                   Pedro-Ángel  

No hay comentarios:

Publicar un comentario